Los puertos y el pleito

Políticos y empresarios de Gran Canaria han puesto el grito en el cielo por un supuesto trato de favor,  que  la administración  central  está  dando  al puerto  de Santa  Cruz  de Tenerife.  El mismo consiste, al parecer, en unas bonificaciones tarifarias que permitirían a nuestra famélica instalación, entre otras cosas, acceder en condiciones ventajosas a pequeños trabajos de mantenimiento en buques y plataformas petrolíferas, en detrimento del de nuestros vecinos.

El puerto de La Luz y de Las Palmas, como todos saben, ha sido desde siempre uno de los más importantes  de España  en cuanto a tráfico y volumen  de mercancía  se refiere.  Ello ha sido posible  gracias  a  la  gran  labor  que  han  realizado  a  lo  largo  de  los  años     los  distintos responsables  de su Autoridad Portuaria, o sea, los políticos que han ocupado dicha responsabilidad  y que han conseguido,  años tras año, inversiones  multimillonarias  por parte del Estado. Y por decirlo todo, también a la desidia de los nuestros, que   han permitido sistemáticamente   un  enorme   desequilibrio   inversor   a  favor   del  puerto   grancanario   en detrimento del nuestro y que ese desequilibrio se haya consolidado en el tiempo, relegando a al puerto capitalino a ser, al día de hoy, una instalación absolutamente secundaria. De hecho, el puerto grancanario es actualmente, entre otras cosas,  un gran centro de reparación naval, por lo que el supuesto trato de favor consistiría, hablando coloquialmente,   en unas pequeñas migajas para nuestro puerto, dentro del enorme negocio que mueve el puerto de La Luz y Las Palmas. Dejando de lado la insolidaridad casi pueril de nuestros vecinos, me llama la atención el  efecto  que  esas  quejas  han  tenido  en  parte  de  la  clase  política  chicharrera,  que  se  ha apresurado  a  censurar  a  los  políticos  y  empresarios  grancanarios  por  sus  críticas,  bajo  el paraguas  del pleito insular,  cuando  lo que debería  haber hecho, a mi juicio, es denunciar  y corregir el ya comentado desequilibrio inversor entre ambos puertos y en otras muchas áreas que  sufre  nuestra  isla.  Un  ejemplo  flagrante  lo  constituye  el  tema  de  los  aeropuertos.  La unidad aeroportuaria de Tenerife, constituida por los aeropuertos de Tenerife Norte y Tenerife Sur,  mueve  al  año  casi  tres  millones  de  pasajeros  más  que  el  aeropuerto  de  Gando.    Sin embargo, el desequilibrio inversor en los últimos años hacia el aeropuerto grancanario es de escándalo.  Basta  observar  la  mega‐terminal  para  vuelos  insulares  que  se  inauguró  hace escasos meses, mientras las terminales de los dos aeropuertos tinerfeños están saturadas y en un estado de deterioro indigno para la imagen de la isla. Por no hablar de la prácticamente nula inversión realizada en carreteras (cierre del anillo insular, circunvalación de Los Rodeos, circunvalación   de  Santa   Cruz,  etc.)  y  cuyas   consecuencias   la  sufren   a  diario   miles   de conductores,  frente a las magníficas  infraestructuras  viarias ejecutadas en Gran Canaria. Por ello  y  sin  querer  entrar  en  aspectos  de  carácter  industrial,  energético,  logistico,  etc.,  no debemos vincular este tema con el tan manido pleito insular. Estamos hablando simplemente de puestos de trabajo y generación de riqueza. Por eso, las críticas de nuestros vecinos sólo se pueden entender desde su profundo desconocimiento  de la realidad de nuestra isla o, lo que sería peor,   desde una postura de superioridad  y prepotencia  absolutamente  inadmisible.  Ya está bien de estar a la cola del desarrollo y de la calidad de vida respecto a las islas vecinas y tener que seguir aguantando este ataque sistemático e injustificable.

 

JUAN E. LINARES FERIA

DECANO